jueves, 28 de octubre de 2010

Algunos tangos bailados y temidos en silencio con la escoba. Escondida detrás de las metáforas del Indio Solari. Tomando té a deshora.

Podría ser el eco de tu voz e ir resonando detrás de cada verso que se te escapa. También podría ser esa piedra con la que tropieces una y otra vez, caigas y enfadado me odies. Podría ser la sombra que no te deja espacio para moverte, a la que pisarías tantas y repetidas veces que olvidaría que me haces daño. Podría ser la luz que entrara por tu ventana y a escondidas te mirara. Podría ser un despiste, un objeto de la nada que ha caído para acompañarte. Podría ser tu estación de tren, tu despedida diaria. Podría ser nada para que me buscaras por todo el mundo.

Podrías ser mi perfume Chanel para formar parte de mi cuando no estuvieras cerca. Podrías ser el reflejo de la luna, la que me vuelve loca y me aleja de ti. Podrías ser mi contradicción, mi silla a la espera. Podrías ser nadie para perderte entre la gente. Podrías ser mi huella marcada, mi tatuaje intrínseco. Podrías ser la deriva, para empujarme hacia adelante. Podrías ser un carnaval loco, una botella de ron que me emborrachara de ti, un cigarrillo entre mis labios, una triste ceniza. Podrías ser mi último abrazo, una huida que vuelve cada día. Podrías ser mi camino de vuelta a casa, la cerveza que mareara mi mente. Podrías ser la noche y el día, el mínimo esfuerzo de la conquista, la causa de mi tristeza y mi alegría ahogada.